PERDIDOS EN SALIENCIA
Yo y mi clase fuimos a Saliencia de excursión. Estábamos subiendo por la Braña de la Mortera, hubo un derrumbamiento que bajaba por la montaña y los niños empezamos a correr, pero dejamos atrás a los profesores a los que le pillo la avalancha. Cuándo termino la avalancha, el camino se fue derrumbando poco a poco y el camino nos pillo y caímos en un hayedo.
Cuando estábamos cayendo, exclamé:
-¡Me voy a matar!.
Y buena razón que tenía, no me maté, pero casi rompo el pescuezo y las piernas, aunque seguía vivo. Algunos de mis compañeros se hicieron algunas heridas como Enol en la pierna y Dani en el brazo, pero había muchos árboles y no nos podíamos parar y decidimos ir al este.
De momento iba muy bien hasta que oímos algo que se movía. De repente nos disparó, pero al ver que éramos unos niños perdidos disparó mal. Era un pastor que pensaba que éramos unos lobos que queríamos atacar a sus ovejas. Nos dijo que fuésemos a su casa, que allí había teléfono y cuando llegamos su casa estaba recubierta de nieve y por la montaña bajaba otra avalancha que venía directa hacia nosotros, pero pudimos escapar.
Contamos a los niños que quedábamos, no faltaba nadie y seguimos por el camino hasta que vino la niebla. Salimos de la niebla y faltaba el pastor. Cuando se quitó la niebla, nos pegó el sol, vimos a Saliencia de lejos y fuimos corriendo a ver a nuestros padres que nos esperaban todos juntos, aunque mi madre casi me mata del abrazo, pero estaba feliz.
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