EL CORZO
Nombre: Corzo
Nombre Científico: Capreolus capreulos Familia: Cérvidos Orden: Artiodáctilos Clase: MAMíFERO Protección de CLM: No protegida
Descripción Esta especie se caracteriza por su grácil y esbelto aspecto, además de por su reducido tamaño. Su cuello es largo, así como sus extremidades. La tonalidad de su pelaje varía del rojizo (primavera) al pardo grisáceo (invierno). En su cuartos traseros destaca una amplia mancha blanca especialmente conspicua en invierno y en su hocico se distinguen un característico bigote negro y el maxilar inferior de tonalidad clara. Los machos adultos lucen dos pequeñas cuernas de 3 puntas cada una.
Alimentación: El corzo es un herbívoro, muy exigente en cuanto a su alimentación, condicionada por el reducido volumen estomacal, lo que le obliga a modificar su comportamiento en dos aspectos: en primer lugar debe comer en breves intervalos, seguido de pequeños periodos de reposo fundamentalmente ramonea, alimentándose de las hojas y brotes de las especies arbóreas y arbustivas que encuentra en su zona de distribución. Se estima que las necesidades alimenticias por kilo de peso, son superiores en el corzo que en el ciervo. El peso con el que el corzo llega al invierno es básico para su supervivencia, de modo que se considera que tan solo superarán el invierno los corzos que llegan a estación con un peso superior a los 12-14 Kgs.
Hábitats: Se le encuentra en bosques de todo tipo e incluso en aquellas etapas de degradación, como son matorrales o zonas adehesadas. En la Península Ibérica no es habitual encontrarle en zonas de cultivo de cereal, hecho común en poblaciones centroeuropeas. A pesar de que el corzo pueda habitar la casi totalidad de las formaciones boscosas ibéricas, las ofertas de cada uno de ellos en relación a variables como refugio, comida o competencia, pueden modificar aspectos en su ecología. En efecto, parece evidente que la densidad poblacional, por ejemplo, se vea afectada por estas variables, pero aspectos como la sex-ratio en el nacimiento, la dispersión de los jóvenes o la territorialidad, se encuentran relacionados por el lugar en donde los individuos desarrollan sus ciclos.
Huellas: De aspecto estrecho y con marcado paralelismo entre los bordes internos de cada pezuña. Su tamaño es de unos 5 cm. de largo por 3 de ancho. Carecen del perfil arqueado que caracteriza a la huella del ciervo, lo que permite su diferenciación entre una y otra especies. El corzo también puede marcar las pezuñas posteriores en terrenos blandos y nieve, particularmente cuando salta. Las pezuñas de las extremidades anteriores son mayores que en las posteriores, lo que permite su diferenciación visual.
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